martes, 12 de febrero de 2013

Maldito Black


Tercera parte
LEAH

Nada más irse Seth me tumbé boca arriba en la cama y me quedé mirando al techo mientras me devanaba los sesos. Maldito Black, sabía bien que yo odiaba las bromas, tenía que estar muy loco o ser muy estúpido para hacer semejante gilipollez. O las dos cosas. Y encima mi hermano contribuyendo cuando no sabía ni por donde le daba el viento. Me recosté mirando hacia la pared. No duré ni cinco minutos en esa postura. Resoplé. Me di media vuelta y me quedé mirando a la puerta. ¿Y se puede saber qué te pasa a ti Leah? Apreté la colcha entre mis manos con rabia y volví a ponerme boca arriba. Suspiré y cerré los ojos. No sé cuánto tiempo estuve comiéndome la cabeza pero debí quedarme dormida. Cuando me desperté eran las cuatro de la mañana. Mamá ya se habría ido, y por lo menos tuve suerte de que Seth no se atreviese a subir a incordiarme de nuevo. Bajé a la cocina, llené un cuenco de cereales, los engullí y volví a subir a la habitación. Si no fuera por mi insaciable apetito incrementado por mi gen de loba seguro que seguiría dormida como un tronco. Para mi sorpresa mi cansancio mental hizo que volviese a quedarme dormida en seguida. Me desperté sobresaltada por el jaleo que quien fuera estaba montando en el salón. Miré el despertador. Las tres de la tarde. Creo que no había dormido tanto en mi vida. Agucé el oído, eran Seth y…¿Paul? ¿Qué diablos hacía Paul en mi casa? Si desde que se imprimó de Rachel se pasaba el día metido en casa de los Black…Black. Bufé, cogí una chaqueta, me peiné un poco y fui a ver que andaban haciendo esos dos.
-¡Hombre, la bella durmiente! –exclamó Seth nada más verme entrar por la puerta
-Bueno, eso de bella…-bromeó Paul soltando una estruendosa carcajada.
Le eché una mirada fulminante que neutralizó tanta risita
-Yo también te quiero, Paul –dije rodeando la mesa y pasando detrás suyo y de Seth para coger lo primero que pillase de la nevera. Ya le habían dado un buen viaje entre los dos, debí suponerlo. Me serví un vaso de zumo, lo poco que había sobrevivido al asalto; y después estiré el brazo para “robar” unas patatas de la bolsa que sostenía Paul.
-Eh, eh –se quejó este
-Estás en mi casa –me limité a decir de malas pulgas.
-Esta mañana estuvo Jake por aquí –soltó de pronto Seth, despreocupadamente. Me atraganté con el zumo – tenía una buena hostia, ¿no habrás sido tu, no?
Paul nos miraba a los dos con cara de no estar enterándose de nada. Punto a favor para Seth por no haberle contado nada, punto inmediatamente descontado por haber sacado ahora el tema delante de él.
-¿Qué quería? –pregunté con tono poco agradable
-Me lo crucé cuando volvía de patrulla con Jared. Creo que pasó por aquí a propósito para ver si había movimiento. Si no habría atajado para llegar a su casa como siempre, sin acercarse tanto.
Asentí y resoplé abrumada.
-¿Qué te hizo para que le cruzases la cara? –continuó
-Algo que no volverá a intentar hacer en al menos un millón de años si no quiere que le pateé ese trasero de aspirante a macho alfa que tiene
Mi expresión debió de ser clara como si de pensamientos en conexión lobuna se tratase, porque un segundo después hasta el empanado de Paul estaba mofándose de mí canturreando: “Jake y Leah debajo de un árbol…”
-Chaval, tú tienes algún tipo de problema. ¿Te vas a callar de una maldita vez? –le dije como advertencia, y como hizo caso omiso le endosé una colleja mientras Seth contenía la risa- Me voy –me dirigí hacia la puerta
-¿A dónde vas? –me preguntó Seth
-A casa de los Black.
Paul abrió la boca para decir algo pero creo que mi mirada dejó demasiado claro que no debía hacerlo. Aunque tras un par de segundos de silencio habló
-No, en serio iba a decir que te acompaño. Voy a ver a Rachael.
-Venga ya Paul, no me vaciles, te pasas el puñetero día allí y para un día que no estás ¿de repente tienes que irte ahora corriendo y tengo que aguantarte todo el caminito?
Pareció sopesarlo un momento.
-Eh, sí, creo que sí. –contestó finalmente
Bufé y salí de casa después de despedirme de Seth, sin preocuparme de si Paul me seguía o no. Pero tras mi portazo oí otro y los pasos apresurados de Paul intentando alcanzarme y someterme al tercer grado o soltarme el sermón. Sinceramente,  no sé que era peor.

La capitana del equipo de voley


Segunda parte
SETH

Estaba realmente nervioso, no veía llegar el momento de poder hablar con ella. Jessica Stanley. La había visto ir con sus amigos a hacer surf a la Push más de una vez. Tampoco le di más vueltas, total, la “élite” del instituto no se mezclaba con el populacho de la Reserva. Hasta que dio la casualidad de que me enteré de que Jessica era amiga de Bella. Debería haberme enterado mucho antes pero soy bastante propenso a los despistes. Ahí anduviste poco fino, Seth. Suspiré. Allí estábamos, Jake, mi hermana y yo como pasmarotes frente a la puerta del instituto. No sé cómo había conseguido arrastrar a Leah hasta allí, bastó con dejar caer que Jake nos requería para algo, la curiosidad la mataba aunque ella no lo iba a reconocer nunca. Y Jake bueno, supongo que le debía una por haber hablado con Bella y haberme conseguido el número de Jess. Entre mis intenciones no estaba contarle nada de todo esto pero un día estando de patrulla debí pensar demasiado alto y me pilló. Menudo vacile se trajo…lo peor de todo es que yo no podía contraatacar, haberle hecho comentarios sobre Bella solo lo habría jodido más y tampoco era plan. Vi mi oportunidad de oro cuando un día me preguntó si podría conseguir convencer a mi hermana de que hablase con él, sin el resto de la manada presente. No sé muy bien que se traía entre manos pero me sonó de lo más malpensable.  En fin, serían cosas mías, estaba en mala edad, esa en la que le encuentras doble sentido a todo. Jake y Leah se llevaban a matar pero qué más daba eso, era suficiente para picar un poco a Jake y de paso también a mi hermana.
Sonó el timbre, me volví y allí estaba, contándoles emocionada su vida sin ahorrarse detalles a Bella y Ángela Weber. Tenía una sonrisa muy contagiosa. Noté que mi hermana me miraba con cara de pocos amigos y que Jake no estaba rodando por el suelo de la risa por respeto. Hasta yo empezaba a notar que se me había quedado la cara de idiota del siglo. Jake se acercó a hablar con Bella y cuando me dio luz verde me acerqué a ellas para hablar con Jessica. Apenas hacía una semana que habíamos empezado a mandarnos algún mensaje que otro y yo estaba más pancho que otra cosa, pero hablar cara a cara ya era otro cantar.
-Eh… hola –traté de sonreír mientras me frotaba la nuca
-Seth ¡hola! –parecía contenta. Se puso a hablar conmigo pasando de Bella y Angela por completo- ¿qué tal? ¿Cómo por aquí? ¿Acompañando a Jake? Oh, pero si también está tu hermana –echó una mirada tras mi espalda hacia donde estaba Leah
-Sí, bueno –venga Seth, tu puedes-pensé.- oye Jess, te quería preguntar si…¿tienes algo que hacer mañana? Puedes venir a la Reserva si quieres –“¿venir a la Reserva si quieres?” ¿no había una forma peor de decírselo? Eres imbécil Seth.
Me contestó interrumpiendo toda la sarta de cosas de todo menos bonitas que me estaba llamando a mí mismo.
-¡Si, vale! –soltó una risita-
-Pues…¡vale! Genial. Te…¿te paso a buscar a Forks o…cómo?
-Quedamos aquí si quieres –me contestó con una sonrisa- ¿a las cinco?
-Sí, vale. A las cinco. Genial. –dije devolviéndole la sonrisa.
Me despidió con un hasta mañana al tiempo que agitaba la mano que no tenía ocupada sosteniendo su carpeta. Cuando me volví Jake y Leah ya no estaban asique volví directo a casa y me tiré en el sofá. Me puse a pensar en los planes para el día siguiente. Mamá no estaría así que tenía pensado  llevar a Jess a casa a ver una peli, tal vez Trompazos. Igual era demasiado bestia por mi parte, creo que definitivamente recurriría a pedirle opinión a Leah. Y hablando de Leah, en ese momento entró por la puerta, diría que más cabreada de lo normal, que ya es difícil.
-Eh, Leah
Prácticamente soltó un bufido, no estaba el horno para bollos. Aun así la seguí por el pasillo.
-¿Ha pasado algo? –le pregunté entrando en su cuarto mientras ella se tiraba en la cama y enterraba la cabeza bajo la almohada
-¡No! –contestó con esa simpatía que la caracteriza
-Va, cuenta, ¿Qué ha hecho ahora Jake?
Sacó la cabeza de debajo de la almohada y me echó la mirada del tigre.-Yo creo que lo sabes mejor que yo. O espera, ¿Qué hago, te lo cuento para que luego tú puedas contárselo al resto?
De pronto caí en porque Jacob quería hablar con mi hermana. No sé porque razón hacía unos días se me había ocurrido hacerle un inocente comentario sobre los pensamientos de Leah a Jake. Solo lo hice por tomarle el pelo un poco, no pensé que esos pensamientos fueran más enserio de lo que había pensado. Y menos aún pensé que Jake fuera a tomar cartas en el asunto.
-Joder Leah, lo siento ¿vale? Tal y como estaba Jake pensé que facilitaría las cosas
-¿Facilitar qué? Mira Seth, da igual. Ahora quiero estar sola, por favor
Salí de allí inmediatamente entornando la puerta tras de mí, desde luego no la pillaba en buen momento para contarle lo de Jess.

Lo sé todo.


Primera parte
LEAH


Me había despertado de bastante buen humor, para ser yo, claro. Me levanté y fui a la cocina aun frotándome los ojos. Se oía ruido de platos y me extrañó encontrarme a Seth preparándose el desayuno, sobre todo porque jamás tocaría un cacharro, ni por recomendación y menos a esas horas.
-Seth, ¿Qué haces? ¿Dónde está mamá?-le dije dejándome caer en una silla aún somnolienta
-¿Tu qué crees? Acaba de irse a casa de Charlie–parecía más animado que de costumbre- Ha llamado Jake
-¿Jake? ¿Qué quería? –puse mala cara, no sé a qué venía que llamase a esas horas y menos aún si eso implicaba hacer madrugar a mi hermano. Me ponía de los nervios.
-Quiere que nos acerquemos a Forks, no sé porqué. Nos espera en la puerta del instituto dentro de una hora.
-¿Qué? –la rabia me hizo romper la tostada que tenía entre mis manos- maldita sea…-miré con disgusto una mancha en la descolorida camiseta que usaba para dormir- ¿Qué pintamos nosotros ahí? ¿y para que le dices que vamos? Si quiere algo que dé explicaciones.
-Joder Leah, ¿porqué tienes que ser tan borde siempre? No creo que nos haya llamado por nada.
-Yo que se…-di un largo sorbo de mi taza- En fin, habrá que ir –me di la vuelta desde el quicio de la puerta- ¿qué diablos hace Jake en Forks?
-¿A qué viene ese interés hermanita? ¿No decías hace un momento que pasabas de todo? –alzó las cejas repetidas veces, lo estaba esperando
-Y paso
-En media hora estamos saliendo de casa Lee-Lee –me sacó la lengua
-Tu vuelve a llamarme eso y te juro que sabrás lo que es bueno –salí de la cocina resoplando mientras Seth se carcajeaba a mis espaldas
Pues con razón había empezado bien el día si se había torcido nada más empezar. Ya estaba tardando. Subí a mi cuarto con desgana, la verdad es que debía admitir que el tema que se traía Jacob había despertado mi curiosidad pero el instituto solo podía significar una cosa: Bella. Y sinceramente pasaba bastante de verme envuelta en sus movidas sentimentales, bastante teníamos que aguantar cada vez que entrabamos en fase. Y eso que últimamente no lo hacía tan a menudo, llevaba unos días más raro que un perro verde.                                                  Saqué del cajón lo primero que pillé: unos pantalones cortos y una camiseta de manga corta. Me vestí y bajé a reunirme con Seth. Llegamos a Forks diez minutos antes de lo previsto, pero Jacob ya estaba allí. Con su habitual sonrisa de chulería, sonrisa que se borro parcialmente por la sorpresa de verme al lado de Seth. Seguro que se pensaba que no iba a dejarme convencer tan fácilmente.
-Hey Jake –saludó Seth
-Cachorro –contestó Jake dándole una palmada en la espalda que casi lo descoloca- Leah
-Hola –me limité a decir                                                                                                                         
Seth se acercó a Jacob  muy emocionado por algo que yo no alcanzaba a entender –Deben estar a punto de salir, ¿no? - le habló casi para el cuello de su camisa para que yo no los oyera. Lo que me faltaba. Carraspee.
-Bueno, sigo aquí y eso ¿eh?
Y fue justo en ese momento. Sonó el timbre del instituto y un tropel de alumnos empezó a salir y abalanzarse escaleras abajo. Tardé poco en localizar a Bella, estaba con el tal Newton y sus amiguitos, los había visto más de una vez yendo a pillar olas a la Push. Jacob se acercó a ellos, cruzó un par de palabras con Bella y volvió con nosotros mientras yo caía en la cuenta de la cara de idiota que se le había quedado a mi hermano mirando a una de las amigas de Bella. Si mi memoria no me fallaba era Jessica Stanley, que curiosamente tampoco quitaba el ojo de encima a Seth. De repente ella le hizo un gesto con la mano y él fue detrás como un perrito. Qué ironía. No entendía nada. Jake me frenó antes de que pudiera ir a montar el numerito y me empujó internándonos en el bosque mientras ellos se iban en dirección contraria.
-Vale, me vas a explicar ahora mismo que está pasando y desde cuando mi hermano se trae esas confianzas con tu amiguita y compañía
-Cálmate, Leah –sonreía, lo que aún me sacó más de mis casillas
-No, no me calmo. ¿Esto es una broma no? ¿Qué estás compinchado con mi hermano? ¿Me estás diciendo que me habéis hecho venir hasta aquí para ver cómo le haces de casamentera?
-En parte –contestó como quien no quiere la cosa
-Ah, muy bien –exclamé irritada cruzándome de brazos. Jake soltó una carcajada al verme así de enfurruñada- Me voy a casa
-No, tú no te vas.-me retuvo por el brazo- ¿No me vas a preguntar  para que más estás aquí?
-¿Acaso importa? –lo miré llena de rabia, zafándome
-Sí que importa. A mí me importa. –se puso serio y se acercó a mí. Demasiado
-¿Qué crees que estás haciendo, Black?
Lo miré desafiante, entonces el tiró suavemente de mi brazo y rozó mis labios con los suyos. Mi sangré hirvió, estaba demasiado cabreada y confusa al mismo tiempo. Lo que más me dolió fue que por un momento me jodió tener que separarme para soltarle un más que merecido puñetazo. Retrocedió poco menos de dos pasos tocándose el pómulo enrojecido por el impacto.
-¿A qué ha venido esto? ¿Es alguna apuesta o algo? Sois imbéciles. –me di media vuelta dispuesta a volver por donde había venido
-Lo sé todo –gritó él a mis espaldas- Me lo contó Seth
Fruncí el ceño sin volverme. ¿De qué demonios estaba hablando? Esto era por algo, inevitablemente se me vino a la mente la última vez que salí a cazar haría un par de días. Decidí hacerlo para despejarme, andaba con mis rayadas mentales así que tan pronto como me aseguré de que todos dormían en casa entré en fase y salí corriendo hacia el bosque. No sabía que me estaba pasando, -eres idiota Leah- me decía una y otra vez. Con la repentina epidemia de imprimaciones que estaban asolando la manada llevaba varios días pasando demasiado tiempo con Jacob. Y eso me estaba jugando malas pasadas. Tenía que ser eso. Contaba con que sería la única en fase a esas horas pero al parecer no era así. Seth debió oírme marchar y salió a ver a donde iba. Y se topó con mi maremágnum de imágenes mentales. Genial. Sacudí la cabeza y seguí mi camino sin mirar atrás, si lo hubiera hecho habría dado una paliza a Jacob.
-¡Leah…!-me llamó.
Pero para entonces yo ya me había perdido corriendo a toda velocidad entre los árboles