martes, 12 de febrero de 2013

Lo sé todo.


Primera parte
LEAH


Me había despertado de bastante buen humor, para ser yo, claro. Me levanté y fui a la cocina aun frotándome los ojos. Se oía ruido de platos y me extrañó encontrarme a Seth preparándose el desayuno, sobre todo porque jamás tocaría un cacharro, ni por recomendación y menos a esas horas.
-Seth, ¿Qué haces? ¿Dónde está mamá?-le dije dejándome caer en una silla aún somnolienta
-¿Tu qué crees? Acaba de irse a casa de Charlie–parecía más animado que de costumbre- Ha llamado Jake
-¿Jake? ¿Qué quería? –puse mala cara, no sé a qué venía que llamase a esas horas y menos aún si eso implicaba hacer madrugar a mi hermano. Me ponía de los nervios.
-Quiere que nos acerquemos a Forks, no sé porqué. Nos espera en la puerta del instituto dentro de una hora.
-¿Qué? –la rabia me hizo romper la tostada que tenía entre mis manos- maldita sea…-miré con disgusto una mancha en la descolorida camiseta que usaba para dormir- ¿Qué pintamos nosotros ahí? ¿y para que le dices que vamos? Si quiere algo que dé explicaciones.
-Joder Leah, ¿porqué tienes que ser tan borde siempre? No creo que nos haya llamado por nada.
-Yo que se…-di un largo sorbo de mi taza- En fin, habrá que ir –me di la vuelta desde el quicio de la puerta- ¿qué diablos hace Jake en Forks?
-¿A qué viene ese interés hermanita? ¿No decías hace un momento que pasabas de todo? –alzó las cejas repetidas veces, lo estaba esperando
-Y paso
-En media hora estamos saliendo de casa Lee-Lee –me sacó la lengua
-Tu vuelve a llamarme eso y te juro que sabrás lo que es bueno –salí de la cocina resoplando mientras Seth se carcajeaba a mis espaldas
Pues con razón había empezado bien el día si se había torcido nada más empezar. Ya estaba tardando. Subí a mi cuarto con desgana, la verdad es que debía admitir que el tema que se traía Jacob había despertado mi curiosidad pero el instituto solo podía significar una cosa: Bella. Y sinceramente pasaba bastante de verme envuelta en sus movidas sentimentales, bastante teníamos que aguantar cada vez que entrabamos en fase. Y eso que últimamente no lo hacía tan a menudo, llevaba unos días más raro que un perro verde.                                                  Saqué del cajón lo primero que pillé: unos pantalones cortos y una camiseta de manga corta. Me vestí y bajé a reunirme con Seth. Llegamos a Forks diez minutos antes de lo previsto, pero Jacob ya estaba allí. Con su habitual sonrisa de chulería, sonrisa que se borro parcialmente por la sorpresa de verme al lado de Seth. Seguro que se pensaba que no iba a dejarme convencer tan fácilmente.
-Hey Jake –saludó Seth
-Cachorro –contestó Jake dándole una palmada en la espalda que casi lo descoloca- Leah
-Hola –me limité a decir                                                                                                                         
Seth se acercó a Jacob  muy emocionado por algo que yo no alcanzaba a entender –Deben estar a punto de salir, ¿no? - le habló casi para el cuello de su camisa para que yo no los oyera. Lo que me faltaba. Carraspee.
-Bueno, sigo aquí y eso ¿eh?
Y fue justo en ese momento. Sonó el timbre del instituto y un tropel de alumnos empezó a salir y abalanzarse escaleras abajo. Tardé poco en localizar a Bella, estaba con el tal Newton y sus amiguitos, los había visto más de una vez yendo a pillar olas a la Push. Jacob se acercó a ellos, cruzó un par de palabras con Bella y volvió con nosotros mientras yo caía en la cuenta de la cara de idiota que se le había quedado a mi hermano mirando a una de las amigas de Bella. Si mi memoria no me fallaba era Jessica Stanley, que curiosamente tampoco quitaba el ojo de encima a Seth. De repente ella le hizo un gesto con la mano y él fue detrás como un perrito. Qué ironía. No entendía nada. Jake me frenó antes de que pudiera ir a montar el numerito y me empujó internándonos en el bosque mientras ellos se iban en dirección contraria.
-Vale, me vas a explicar ahora mismo que está pasando y desde cuando mi hermano se trae esas confianzas con tu amiguita y compañía
-Cálmate, Leah –sonreía, lo que aún me sacó más de mis casillas
-No, no me calmo. ¿Esto es una broma no? ¿Qué estás compinchado con mi hermano? ¿Me estás diciendo que me habéis hecho venir hasta aquí para ver cómo le haces de casamentera?
-En parte –contestó como quien no quiere la cosa
-Ah, muy bien –exclamé irritada cruzándome de brazos. Jake soltó una carcajada al verme así de enfurruñada- Me voy a casa
-No, tú no te vas.-me retuvo por el brazo- ¿No me vas a preguntar  para que más estás aquí?
-¿Acaso importa? –lo miré llena de rabia, zafándome
-Sí que importa. A mí me importa. –se puso serio y se acercó a mí. Demasiado
-¿Qué crees que estás haciendo, Black?
Lo miré desafiante, entonces el tiró suavemente de mi brazo y rozó mis labios con los suyos. Mi sangré hirvió, estaba demasiado cabreada y confusa al mismo tiempo. Lo que más me dolió fue que por un momento me jodió tener que separarme para soltarle un más que merecido puñetazo. Retrocedió poco menos de dos pasos tocándose el pómulo enrojecido por el impacto.
-¿A qué ha venido esto? ¿Es alguna apuesta o algo? Sois imbéciles. –me di media vuelta dispuesta a volver por donde había venido
-Lo sé todo –gritó él a mis espaldas- Me lo contó Seth
Fruncí el ceño sin volverme. ¿De qué demonios estaba hablando? Esto era por algo, inevitablemente se me vino a la mente la última vez que salí a cazar haría un par de días. Decidí hacerlo para despejarme, andaba con mis rayadas mentales así que tan pronto como me aseguré de que todos dormían en casa entré en fase y salí corriendo hacia el bosque. No sabía que me estaba pasando, -eres idiota Leah- me decía una y otra vez. Con la repentina epidemia de imprimaciones que estaban asolando la manada llevaba varios días pasando demasiado tiempo con Jacob. Y eso me estaba jugando malas pasadas. Tenía que ser eso. Contaba con que sería la única en fase a esas horas pero al parecer no era así. Seth debió oírme marchar y salió a ver a donde iba. Y se topó con mi maremágnum de imágenes mentales. Genial. Sacudí la cabeza y seguí mi camino sin mirar atrás, si lo hubiera hecho habría dado una paliza a Jacob.
-¡Leah…!-me llamó.
Pero para entonces yo ya me había perdido corriendo a toda velocidad entre los árboles














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